Los ciclos vitales en el emprendimiento son una variable importante si lo que estás buscando es crear un negocio que se ajuste a tus necesidades y propósitos.
Pero empecemos por la base.
La vida, tal y como la conocemos, consta de ciclos más o menos predecibles que pasan por procesos de nacimiento o inicio, desarrollo y muerte o transformación.
El movimiento de rotación que da lugar al día y la noche, el de traslación que permiten los cambios estacionales o los propios ciclos planetarios de nuestro sistema solar son claros ejemplos de que nuestra realidad es más circular que lineal.
Cabe pensar entonces, que las personas como parte de la vida, podemos estar influenciadas por dichos ciclos y contar con algunos propios. Aunque a veces nos sintamos alejadas de nuestra naturaleza, es evidente que somos parte intrínseca de ella.
Los seres humanos vivenciamos etapas en nuestra existencia: los ciclos vitales.
Los ciclos vitales están protagonizados por ciertos anhelos, siembras y cosechas que atraviesan la singularidad de las personas. Nos dan la oportunidad de descubrir aquello que somos y lo que nos interesa de acuerdo a una edad (y por supuesto, a las circunstancias históricas, políticas y sociales).
Rudolf Steiner, conocido fundamentalmente por la Pedagogía Waldorf, se dedicó a estudiar en profundidad los tres primeros septenios de la vida. Pero existen otras miradas, como la de la astrología, que dividen en ciclos de 7 años el desarrollo humano y la evolución de la conciencia de las personas.
¿Cómo pueden influir los ciclos vitales en el emprendimiento?
Todo lo relativo a un emprendimiento se verá influenciado por cualquier cuestión que afecte a la persona que lo lidera. Sobre todo si hablamos de negocios unipersonales.
Como siempre digo, es necesario manejar el emprendimiento desde el respeto por el momento vital que estás atravesando para que sea sostenible en el tiempo. Sino, el síndrome del burn-out (sentirte quemada con tu trabajo) será una consecuencia inevitable que te desanimará a seguir manteniéndole el pulso a eso que creaste con tanta ilusión.
No puedes crear ni gestionar el mismo tipo de emprendimiento si acabas de ser mamá que si tienes a disposición todo el tiempo y la energía del mundo.
Sencillamente tendrás que plantear un modelo de negocio que sea acorde al momento vital que estás atravesando, pero esto es algo de lo que hablaré en otro artículo.
Te cuento de forma breve la esencia que caracteriza a cada septenio, aunque soy consciente que no todos van a ser susceptibles de albergar un emprendimiento.
Septenio de 0-7 años
En esta edad se forja la autoconfianza. Durante los primeros siete años de vida se construyen los órganos físicos, mientras que el aprendizaje intelectual tomará fuerza en el siguiente septenio. El contacto humano y la naturaleza son los puntos centrales de esta etapa vital.
Septenio de 7-14 años
En este septenio cobra importancia el aprendizaje (además del juego) y se va conformando el sentido estético. Es el primer paso hacia la independencia, donde otros entornos además del familiar empiezan a tener gran importancia en la conformación del ser.
Septenio de 14-21 años
En esta etapa comienza la historia de amor y desamor con el existencialismo, con la búsqueda de la verdad en el interior y en el mundo. Es la edad del desafío, de encajar la mente, emociones e instintos. Hay sensación de soledad e incomprensión.
Septenio de 21-28 años
Este es el septenio viajero por excelencia. Es el tiempo de destaparse por dentro y vivir la vida. También es un septenio que invita a desechar creencias y normas que no encajan con la persona en la que una se quiere convertir. Hay dudas sobre si la carrera elegida tiene que ver con los sueños y proyecciones a futuro.
Septenio 28-35 años
En el inicio de este septenio llega una crisis vital en relación a todo eso que la persona fue, qué es o qué quiere ser. Parar y observarse se vuelve imprescindible. Es un gran momento para emprender un sueño, profesión o lanzarse a formar una familia. Hacia los 33 habrá una liberación del yugo del pasado para empezar a vivir la propia vida. Es el momento de sacar a la guerrera interior.
Septenio de 35-42 años
En este conjunto de 7 años existe la impresión de haber encontrado un lugar en el mundo y aun así hay cierta sensación de vacío que empuja al autoencuentro. Es necesario dejar las apariencias, el ocultar las llamadas internas y el abandono de la creatividad. Volver a tu esencia se deviene una necesidad vital.
Septenio de 42-49
En esta etapa vital se hace un gran balance y revisión de lo anterior porque se empieza a tener una idea más concreta de la finitud de la vida. Se produce la famosa crisis de maduración (la idea de que ya has recorrido ya la mitad de la vida). La transformación de este septenio marcará los años siguientes. La energía del cuerpo declina y el alma aflora.
Septenio 49-56
Se recogen los frutos sembrados en la crisis de los 30. Hay una sensación de plenitud y culminación sobre asuntos profesionales y familiares. Es un momento en el que probablemente pases a ser un referente o autoridad para tu linaje. Te empezarás a proyectar hacia una etapa en la vida más espiritual o trascendental.
Septenio 56-63
Existe una sensación de permiso para iniciar una nueva vida y se libera la necesidad de esfuerzo por alcanzar logros personales o de conquistar posiciones sociales. Se revaloriza el disfrute del cuerpo y las actividades creativas y placenteras.
Los ciclos vitales tienen unos retos e intereses particulares que generan un contexto para desarrollarnos como personas y, por extensión, como emprendedoras.
Más allá de los avatares personales que te toque atravesar en tu vida, es interesante poder entender el marco generacional en el que te encuentras para usar dicha coyuntura a favor de tu emprendimiento. El objetivo: que tu negocio sea sostenible en el tiempo.